jueves, 8 de noviembre de 2007

Ley de Lenguas

No tires piedras cobarde - que el tirar es cobardia - me pongo a cantar la jota - porque la guitarra es mía.

Esta letra de Carmen París, que como muchos otros nacidos y criados en Aragón han tenido que emigrar a Madrid, viene a pelo para reflejar el perfil de los políticos aragoneses.


Y esto se pone de manifiesto en el incumplimiento consensuado de no legislar una Ley de Lenguas en el Parlamento aragonés.

Porqué. Muy sencillo; hasta diría elemental ... . El PSOE, como dice Marcelino Iglesias, no es el momento, porque como en marzo va a ver elecciones puede molestar a los vecinos catalanes.

Lo que traducido al aragonés quiere decir que quienes se van a cabrear no son ellos sino nosotros, porque legislarán que en la franja se habla catalán.

Y la CHUNTA porque se calla. Por lo mismo pero al cuadrado. Verán, por un lado por no molestar al vecino que ha renegado de su madre (en cuanto al nombre) ppelui. Y por otro para seguir chupando del bote (antes Ayuntamiento de Zaragoza, ahora Diputación de Huesca). Por eso dimite Bizén, porque de fabla en Aragón solo queda su nombre.

El PAR, sin problemas, a verlas venir. Como no sabemos si es socialista o ppeista, pero sí intuimos que es comunista, por lo de la comuna de los demás que saca tajada (leáse acuerdos globales).

IU. Ni nombrarla. Esa no dice ni mú. ¡Joder! puede molestar a los vecinos del Este y del Oeste.

En fin me quedo con Carmen París:

Esta ronda que ahora llega - aquí no se ha de quedar - ya veremos si hay alguno - que no la deje pasar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues miren: El problema no es tanto reconocer la existencia del catalán como la del aragonés. A los políticos aragoneses no les queda más remedio que reconocer la existencia del catalán porque Cataluña sí existe. En cambio, el aragonés no tiene quién lo defienda. Lo que no tiene justificación ni se puede tolerar es el modo en que los propios aragoneses han renegado de lo que les era propio. Si casi no queda aragonés no es porque no haya existido sino porque se le ha tratado como antaño a los hijos tontos: manteniéndolo escondido, confinado en la oscuridad de la casa, en donde todos sabían que estaba y a veces se le oía, mientras todos miraban a otro lado o, si acaso lo veían, lo miraban con conmiseración. Y no se puede tolerar porque el abandono del aragonés no es sino una manifestación del modo en que los aragoneses han renunciado en casi todo a si mismos para abrazar cualquier cosa venida de fuera como si fuese lo mejor del mundo: así nos han vendido toneladas de humo (y miren que hace falta humo para conseguir ese peso). Así nos va de tontos. Eso sí, como los baturros de Alberto Casañal Shakery, además de tontos... pretenciosos. O, como dijo Dumas, "con el aplomo de la tontería".

Por cierto: la palabra baturro es un diminutivo despectivo de la palabra bato. Tanto la palabra original como la forma diminutiva despectiva son netamente castellanas.

Más de lo mismo: no tengo ningún problema en reconocer que en buena parte de Aragón se habla catalán. Y hay que reconocerlo como tal, aunque también es imprescindible reconocer que tiene acusadísimas, marcadísimas particularidades y peculiaridades que hay que proteger como patrimonio de nuestra tierra.

Lo que no tiene sentido es limitarse a continuar llorando o bailando la jota sobre los escritorios de los despachos mientras nuestros vecinos catalanes predican en nuestra propia tierra el irredentismo y la enseñanza del catalán en su variedad de TV3. O espabilamos, o llegará una generación de jóvenes que se considerará catalana y no aragonesa: y entonces sí nos podremos dar por perdidos.

Echo de menos en este artículo siquiera una referencia a la postura del Partido autodenominado Popular acerca de esta materia.